Apicius Restaurante 100% producto

Después de muchas recomendaciones, nos decidimos a ir al Restaurante Apicius en Valencia. Las expectativas creadas me daban un poco de miedo,  cuanto más te cuentan sus virtudes más detectas los defectos; pero nunca le digo que no a una buena cena y menos a un buen restaurante.
En primer lugar y lo que más me llamó la atención y me gustó de este restaurante, es la cercanía con el cliente por parte de Yvonne (Jefa de sala y propietaria) y Enrique (Chef), desde el primer momento te sientes como en casa; sin perder la intimidad que quieres cuando vas a comer y a pasar un rato con tu pareja; para empezar les solicité la carta de temporada por mail y esta me llegó rápidamente e incluso con pequeña explicación, además destacar que el trato en el restaurante guardó un equilibrio entre respeto al cliente y cercanía con el.
El restaurante es acogedor, mesas amplias y cómodas, iluminación agradable y música de ambiente correcta.
La atención por parte Yvonne (Jefa de Sala y propietaria) fue exquisita, nosotros elegimos comer de carta; existe la posibilidad de un menú degustación; desde luego la decisión no es fácil porque todo tiene una pinta estupenda. La carta de vino es extensísima , en mi caso como soy solo para beber opté por un cava Gramona, !Cava-adicto lo reconozco! y más cuando estoy solo para beber, el cava me acompaña durante toda la cena incluido el postre.
La carta tenía tan buena pinta que nos lanzamos a pedir sin mesura, menos mal que Yvonne nos aconsejó quitar algún plato porque el restaurante ofrece unos variados «amuse-bouche» y podría ser excesivo, y menos mal que le  hicimos caso!.
Amuse-bouche  Apicius
Empezamos con una cuchara-degustación  de sardina con melón,  muy bueno, explosión de sabores, una crema de sardina con un taquito de melón con intenso sabor (parecía como impregnado de algún sabor que lo potenciaba agradablemente, imagino mediante la técnica del vacío). En una cuchara lo tienes todo, diferentes textura, blando, crujiente, terso, salado y dulce. Original y sabroso.
Entre tanto nos sirvieron pan tipo brioche, corteza crujiente y  muy tierno en su interior, era una delicia, a comer con mesura si luego quieres cenar con hambre.
De segundo un «capuccino» de alcachofas y crema de apio, sabor intenso con sorpresa al final de la cucharada ya que había trocitos de salmón y de alguna verdura que no supe identificar, de este me gustó el sabor intenso de la alcachofa y quizás le pudo faltar algún tipo de crocante para aportar una mezcla de texturas variadas, algún fruto seco, una teja. Estaba buenísimo tal cual.

El tercero y último de los amuse-bouche fueron unas mini croquetas de pescado, crujientes y tiernísimas en el interior (ahí la dificultad de una buena croqueta, a mi parecer). Sabor a pescado equilibrado y muy fino, sin grandes sobresaltos gustativos.Una croqueta elegante. Quizás lo que menos me sedujo fue su apelación «De pescado», ya sé que son lo que son, pero quizás citando dos pescados que pueda llevar en sus ingredientes sería más llamativa en carta, quedando más claro su origen, con esto no quiero poner en tela de juicio si calidad, que  era de calidad extrema, por eso me da pena que alguien pueda pensar que «de pescado» es «cualquier cosa» porque no es así.
Entrantes, pedimos dos platos de entrantes, aquí tuvimos una duda entre elegir  el salmón curado o los guisantes del maresme; el otro plato lo teníamos claro, el pulpo blanco de roca; nos decidimos por el salmón, dejando los guisantes de lado, pero nos quedamos con la mosca detrás de la oreja pensando que nos iríamos sin probar esos guisantes tan apetecibles, menos mal que Yvonne nos comentó, que como queríamos probar a toda costa los guisantes, Enrique el Chef  nos proponía acompañar el pulpo de roca con guisantes del maresme, Respuesta, Por supuesto muchas gracias!!!.
Pulpo de roca blanco con guisantes del maresme; sin duda alguna una de las exquisiteces de este mundo son estos guisantes, y la combinación con el pulpo es bestial!!. Para mí fue el plato estrella de la noche, los guisantes de sabor intenso explotaban en la boca como el caviar, estaban inmersos en una velouté ligera que potenciaba su sabor fino y elegante, el pulpo aportaba esa carnosidad al plato, este plato es una autentica pasada, casi me hace llorar!!. Producto 100% calidad por donde lo mires y unas manos del chef Enrique prodigiosas para conseguir perfecta cocción y sabor 100%. Bravo!!
Plato que debería estar en carta en este periodo de guisantes.

 

Salmón curado en casa con kimchi de piña y ajo negro,  otra combinación explosiva de sabores, la textura del salmón curado con la brunoise del «kimchi de piña» y potenciado por la  mayonesa ligera de ajo negro hacía que el paladar se llenara de sabores, el miedo es que el ajo negro tomara demasiada presencia , pero al final lo vi muy equilibrado. Hicimos bien en pedir este plato, aunque menos mal que nos propusieron el adicionar guisantes al pulpo porque no me hubiese perdonado no disfrutar de esos guisantes.

Platos principales, yo me incliné por el pichón, plato estrella de la cocina francesa, que tanto he comido en Francia y que tan poco he comido en España, es por ello  que me daba un poco de «reparo» el pedirlo y que después con la complejidad del producto este no estuviera a la altura de lo que yo tenía en mente. El pichón tiene una cocción muy particular, muy justa y un reposo que respetar, y como todo esto no se haga bien es incomible (incomible con todas las letras).
Pichón asado en su punto, en este plato no hay misterio, solo buen producto y buena cocción, así fue, el pichón de Apicius, estaba jugoso y tierno, la cocción es perfecta por no decir exacta, uno de los mejores pichones  que me he comido, disfrute de principio a fin, producto sin más valor añadido que las manos del chef en su elaboración (que no es poco). Repetiré solo por volver a comer este pichón. Y si no os lo creéis aquí os dejo la foto.
Mi mujer se pidió Rodaballo salvaje, bien aconsejada por Yvonne, y la misma cantinela, cocción perfecta, excelente producto 100% exquisito y el buen saber hacer del chef, no hacen falta más palabras. El acompañamiento fino, elegante y cumpliendo su función honorifica de «acompañar» al producto principal sin tomar más presencia de la necesaria en el plato.
Ya desarmados y bien comidos decidimos perdonar el postre, pero no  una tabla de quesos para compartir y rematar la faena, tres quesos de la «terreta» de los cuales el que me sedujo en particular fue un Queso de la quesería los Corrales en Almedijar. Justa proporción para terminar una cena llena de sabores, texturas y saber hacer.
Con el café nos sirvieron unas mignardises dulces, mini magdalenas (bien de mantequilla), trufitas y gominolas caseras. Justo para endulzar el paladar , porque ya no podíamos más.
En definitiva el restaurante estuvo a la altura de nuestras expectativas, ya tenemos un lugar para disfrutar de los productos de temporada, variado, donde prima el saber hacer del chef Enrique y de Yvonne, donde se antepone sobre todo y ante todo el producto 100% de calidad  y de temporada bien trabajado.
Para rematar la velada una pequeña charla con el Chef Enrique e Yvonne donde intercambiamos impresiones sobre cocina y gastronomía, ahí te das cuenta cuando alguien vive lo que hace y le gusta su oficio.
Repetiremos sin dudarlo.
Gracias amiga Sonia por insistir que probáramos Apicius. Como nos conoces pajarita!!!!.

 

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